Vladimir I. Ulianov "Lenin", Las tres fuentes del Marxismo
Porque se supone que el verano es tiempo de diversión, aunque no queda muy claro por qué si uno mira el panorama, no parece que la cosa esté para muchas alegrías. Pero, quizás... Porque “diversión” no significa tan sólo pasárselo bien, sino que una diversión es también un engaño para distraer la atención de lo principal, ese es otro de sus significados, y así los militares hablan de la típica maniobra de diversión para engañar al enemigo, hacerle caer en la trampa y machacarle… Esto da que pensar... Veamos de qué tipo de diversión se trataba la de la noche de verano, viernes 13 de julio...
Era la noche de viernes trece, noche de terror y psicopatas con motosierra para los anglosajones, y como los hay muy anglosajones, tocaba sacar de paseo al zombi. Al parecer sigue con las fuerzas muy mermadas; sigue, eso: zombi, por mucho que, como siempre, la burguesía dé amplia cobertura mediática a los suyos. Según los medios de propaganda del capitalismo, que retransmitían en directo en las webs de sus periódicos el paseo del engendro en una noche de verano, los madrileños, y los habitantes de algunas otras ciudades, salieron a luchar contra los recortes.
Es, desde luego, muy sospechoso el que los capitalistas se empeñen en convencernos de las bondades del movimiento 15M y nos insistan con insidiosa persistencia en que sigamos ese modelo, mientras nos machacan con que los sindicatos son muy malos, la organización política está pasada de moda, la clase obrera ya no existe y el marxismo ha muerto.
Como es de ingenuos el hacernos una idea de alguien atendiendo únicamente a cómo él mismo se define, qué piensa de sí mismo, o lo que su madre piensa de él (que las madres siempre tienen los niños más listos y guapos), será mejor examinar el asunto en detalle, ver con la herramienta crítica de la razón lo que nos dicen los propios acontecimientos. Qué características tuvo el paseo nocturno. Qué tendencias sigue y a qué impulsos responde.
Empecemos, mismamente, por la cuestión de los impulsos. ¿Cómo se hizo la convocatoria? ¿Por qué se hizo? Todo empezó cuando una diputada del PP nos dirigió a los parados aquello de “¡Que se jodan!”. Cabreo generalizado. Ganas de pillarla y darla su merecido. La gente estaba que se subía por las paredes. Indignación... Justa y justificada. A partir de ahí, es como si el PP hubiera pulsado el interruptor de reanimar al engendro, y empezó la machacante convocatoria por medios virtuales bajo el flashtag “#Quetejodan”.
Es decir: no fue una convocatoria pensada contra los recortes y demás. No fue que el cerebro del engendro tuviera en cuenta la aprobación de las nuevas medidas de cada viernes y pensara que hubiera que luchar contra los recortes. No. Fue algo distinto. Siguiendo los principios del marketing comercial y del populismo político, apeló, no a la necesidad de luchar, no a un análisis racional y crítico de las medidas del gobierno capitalista, no a la necesidad de concienciar, de acumular fuerzas, sino al impulso emocional y la reacción primaria de indignación por unas sucias palabras que, al parecer muy convenientemente para el engendro, había pronunciado una niñata diputada del PP, justo cuando la cámara la tenía en todo el centro de su foco, a la que se unían unos antecedentes familiares también muy oportunos para levantar la ira y enfocar la protesta en una determinada dirección.
Ya tenemos dos características: se apela a lo emocional e instintivo, a la reacción de indignación, y el origen de esa indignación es que el PP había dado al botón del interruptor en forma de una declaración insultante y ofensiva proferida por una corrupta. Evitar la razón apelando al impulso primario parece ser la primera norma. ¿Quizás porque eso no va a ninguna parte, y sea fácil de disparar desde arriba haciendo el gesto adecuado, tan sencillo como pulsar un interruptor?
Pero veamos más. ¿Contra quién se dirige esa indignación? De nuevo, siguiendo los principios de la demagogia y del populismo joseantoniano, contra “los políticos”. Volvían a repetir su mensaje, que no olvidemos que es el propio de la caverna fascista tradicional y que es el que han estado repitiendo y siguen en ello cada día con más entusiasmo las extremas derechas actuales: desde los de UPyD, la Falange, Yniestrillas, los grupos nazis, la Plataforma de Clases Medias de Enrique de Diego, y hasta el SUP. Los malos son “los políticos”. La fuente de todos los males está en “los políticos”. Acabemos con “los políticos” y todo estará arreglado.
Las extremas derechas -y el engendro con ellas- nos dan una cabeza de turco y se empeñan que es contra ésta que debemos volcar nuestra ira, nuestra furia. Todo, para evitar decir, para apartarnos, del hecho incontrovertible, del hecho decisivo que debe ser asumido si queremos salir del agujero en que el capitalismo nos ha metido: que el mal es el propio capitalismo, que con lo que hay que acabar es con el capitalismo y no con ningún cabeza de turco, y que la solución es, en última instancia, la revolución socialista, y no hay otra guste o no guste, se vea o no se vea. Según su mensaje, viene a decir, resulta que quitando a los malos de “los políticos”; el mundo capitalista sería de color de rosas, quizás aplicando un parche keynesiano por aquí, el radicalismo democratoide de la pequeña burguesía por allá... pero en definitiva su objetivo es no cuestionar el capitalismo, no el eliminar la causa de la enfermedad, sino el evitarlo, perpetuando el mal, y para ello buscar un falso culpable y una falsa solución: todo sea por el bien del capitalismo.
Con esta tercera característica de los acontecimientos del viernes trece, no puede caber duda de que, lo mismo que ha ocurrido en las anteriores ocasiones, los militantes de la Falange y de UpyD no serían pocos entre los pocos manifestantes del viernes trece.
Pero aún hay más, porque no hay que fijarse sólo en los hechos en sí, sino también en qué momento ocurren, en su contexto. Porque ocurren en un momento específico, peculiar, y además crítico. Abundan las huelgas obreras en todo tipo de empresas, incluso en aquellas caracterizadas por la más brutal represión laboral, como es el caso de Alcampo. Muchas de estas huelgas, son huelgas indefinidas, luchas de las de verdad, de las que hay que tener un buen par para llevarlas adelante. Y, sobre todo, la lucha de los mineros por salvar el sector, que en la práctica se han convertido en la vanguardia de este despertar de la clase obrera. Tres días antes miles y miles de trabajadores y resto del pueblo de Madrid habían recibido como héroes a los mineros. Al día siguiente una gigantesca manifestación de apoyo a los mineros, de solidaridad de clase, una manifestación que encarnaba el concepto de solidaridad que tenemos los obreros: si no actuamos todos juntos, todo está perdido para todos, había sido disuelta por los antidisturbios de manera brutal, con cargas continuas e indiscriminadas y disparando pelotas de goma de manera continua.
Este despertar obrero se combinaba con las movilizaciones de los funcionarios jueves y viernes. Y no es un despertar cualquiera, sino que va tomando rumbo. La solidaridad con los mineros, que se extiende por los sindicatos del resto de Europa, inculca cada vez con mayor fuerza la noción de que esto es lucha de clases, esto es la lucha de la clase como tal, y no lucha de un colectivo en particular de la clase. Se oyen cada vez más voces reclamando a las cúpulas burocráticas sindicales la coordinación de las luchas.
Y en perspectiva está la convocatoria de la próxima jornada de lucha obrera: las manifestaciones en todas las ciudades del país el 19 de julio.
Es un momento crítico, es el despertar de la clase obrera como un todo en respuesta al grito de los mineros. Es urgente para los capitalistas el que sobre las cuencas mineras caiga de nuevo el muro de silencio, lo mismo que sobre el resto de luchas obreras. Es urgente para los capitalistas y su gobierno el sacar a la clase obrera del centro del escenario, y que sea ocupado por los ciudadanistas cuya panacea, el aceite de serpiente que quieren vendernos, es linchar "políticos". El capital necesita de inmediato matar la tendencia hacia la coordinación de las luchas obreras, hacia la constitución de la clase obrera en un organismo único y autónomo que mira para sí mismo: en clase para sí, eso que ya ha empezado a suceder por mucho que sólo sea un primer pasito. Y ahí está el engendro y la prensa capitalista para vocear a los cuatro vientos hasta la más mínima sandez que perpetren, para que parezca que los cuatro gatos que salieron en la noche de los zombies son “la multitud” de la que hablara el reaccionario Toni Negri.
Y esta es la cuarta característica: que ha sido una movilización destinada específicamente contra el movimiento obrero.
Resumiendo: una movilización hecha al más puro estilo demagógico del populismo fascista, apelando a las emociones. Se inicia cuando el PP pulsa el interruptor, se desarrolla sobre postulados políticos de la demagogia de extrema-derecha, de manera inofensiva para los supuestos acusados, y esencialmente destinada al aislamiento del movimiento obrero, a su neutralización. El PP prende la mecha, el PP se beneficia, y la clase obrera sale perjudicada.
Denunciada la última miasma que ha eructado el engendro, sólo cabe decir que nosotros, la clase obrera, hemos de hacer caso omiso de estas fantochadas protagonizadas por burguesitos y manejadas por burguesotes. Hemos de seguir adelante en nuestro afán por coordinar las luchas obreras, por avanzar en la constitución de la clase en clase para sí, por aumentar la conciencia de que el mal es el capitalismo y que la solución es el socialismo. La crisis se agrava e inevitablemente se agravará todavía más, dadas las medidas recesionistas que imponen los capitalistas. La respuesta obrera inevitablemente se va a endurecer. Pero puede serlo de muchas maneras. Los burgueses y sus agentes en las cúpulas sindicales pueden salirse con la suya de aislar a unas luchas de otras. Por eso este endurecimiento de la lucha ha de ser sobre las tendencias en que ha empezado a hacerlo, y no sobre otras, para evitar ir hacia el fracaso, para caminar a paso firme en la defensa de nuestros intereses, que ya vemos que nadie más se cuida de estos, así que como no lo hagamos nosotros, nos van a pisotear pero bien. No nos dejemos pastorear por la burguesía en su empeño por que nos apartemos del camino iniciado. Si la burguesía no quiere que sigamos ese camino, es porque ese camino les duele en lo más hondo, es el camino correcto. Respecto al 15M, hoy como ayer, que le den. No es cosa nuestra. Que sigan con sus batukadas y sus paseos zombies si eso divierte a los burguesitos.
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